Desde muy pequeño haciendo bulla con cualquier instrumento que tenía a la mano, la percusión me daba una satisfacción específica, también en casa las reuniones familiares se ambientaban con mucha música criolla.
Una cosa que recuerdo es que en el colegio donde estudié tuve la suerte de tener salas de música equipadas, al ser una congregación religiosa de Francia querían darle énfasis a la cultura peruana y abundaban instrumentos autóctonos latinoamericanos como el charango, bombos, cajones, tarkas, quenas, que despertaron en mí un mundo de texturas sonoras.